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Boletín de la INSTITUCIÓN LIBRE de ENSEÑANZA
núm. 45 Julio 2002


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BIOGRAFÍA DE JOSÉ MACPHERSON Y HEMAS (1839-1902)

erseverancia en el trabajo, sencillez, generosidad y carácter abierto son algunas de las virtudes que engrandecieron la figura del geólogo José Macpherson; un hombre original en lo personal que contribuyó, desde su independencia profesional sin prejuicios, al desarrollo de la petrografía, la estratigrafía paleozoica y la tectónica. Éstas fueron sus grandes aportaciones al progreso de la geología española de finales del siglo XIX, una época en la que se anteponían los trabajos de aplicación a los de investigación.

Durante los cien años que han transcurrido desde su fallecimiento, varios geólogos españoles y extranjeros han escrito, además de las noticias necrológicas del momento, artículos biográficos muy elogiosos (Serrano Fatigati, 1902; Calderón, 1902; Rodríguez Mourelo, 1902; Barrois, 1902; Hernández-Pacheco, 1927; Alastrué, 1968; García de Valdeavellano, 1981; Martín Escorza, 1986, 1994, 2001; Ontañón, 1998). Sin embargo, la información sobre su vida tenía algunas lagunas que esta nueva aportación biográfica trata de llenar, al menos parcialmente, como homenaje a su persona.


Cádiz a comienzos del siglo XIX

La historia de Cádiz y sus habitantes a comienzos del siglo XIX estuvo marcada por la invasión francesa y la Guerra de la Independencia. La intervención de Inglaterra en esa guerra determinó el curso de las relaciones comerciales marítimas en el Atlántico, que afectaron a las compañías establecidas en los puertos españoles, sobre todo en el de Cádiz. En Andalucía, la escuadra inglesa bloqueó temporalmente los puertos de Cádiz y Málaga, lo que favoreció el comercio y el contrabando desde Gibraltar.

Los comerciantes gaditanos, muchos de ellos de origen inglés e irlandés, eran un colectivo bastante culto y, mayoritariamente, de tendencia liberal progresista que se reunían en sociedades secretas y logias masónicas, constituyendo una de las fuerzas más importantes al servicio de la revolución burguesa. Cádiz era una adelantada cultural y, consecuentemente, la cuna del liberalismo español.

Entre los comerciantes más prósperos establecidos en Cádiz estaban los Aguirre, una familia vasca emparentada con los Orueta de Oñate. Esta circunstancia fue el inicio histórico de la amistad que años más tarde se estableció entre Domingo Orueta y Aguirre (hijo) y José Macpherson, y que, probablemente, influyó en la vocación geológica de este último.

El carácter absolutista de Fernando VII se tradujo pronto en la represión de los liberales de Cádiz, y a finales de agosto de 1814 muchos de ellos huyen de la ciudad por miedo a ser encarcelados. A partir de 1815, cuando va decayendo la actividad comercial, esta burguesía se vuelca preferentemente en actividades políticas y literarias, a las que no serán ajenos los Macpherson.

Los orígenes escoceses de los Macpherson y la llegada de Donald a Cádiz.

A finales del siglo XVIII, después de varios años de luchas, Inglaterra reunifica su territorio con el de Escocia. Muchos clanes escoceses, descontentos con la nueva situación política, emigran a distintos países y comienzan nuevas vidas. Tal vez pudo ser ésta una de las razones por la que Donald Macpherson, el padre de José Macpherson, decide instalarse en España a comienzos del siglo XIX, procedente de Inverness.

Donald era el tercero de los seis hijos que tuvo el matrimonio de Donald Macpherson y Catalina Grant. Había nacido en Inverness el 28 de noviembre de 1792, y llegó a Cádiz antes de abril de 1814, el año de la salida de los franceses del territorio español. Se sabe que en esa fecha trabajaba como dependiente en el escritorio de la casa comercial de Duncan Shaw Forbes, un posible pariente suyo, natural también de Inverness, que se dedicaba al negocio del comercio al por mayor. Con él permaneció Daniel algún tiempo antes de independizarse profesionalmente.


La primera etapa de Donald Macpherson en Cádiz (1814-1822)

En Cádiz, muchos comerciantes se relacionaban social y profesionalmente, manteniendo amistades duraderas. El clan de los Macpherson fue uno de ellos. La conocida relación de Guillermo y José Macpherson con los Orueta se forjó, seguramente, en esta ciudad.

En 1814, como consecuencia de la Guerra de la Independencia y las primeras emancipaciones de las colonias americanas, el comercio gaditano había entrado en crisis. Domingo Orueta y Aguirre (padre), que estaba de paso en Cádiz, decidió emigrar a Venezuela en 1815, en vez de quedarse en la ciudad a trabajar con su tío Pedro Antonio de Aguirre, (Orueta, 1998).

El jefe de Donald Macpherson, Duncan Shaw, falleció en Kensington el 9 de enero de 1816, cuando Daniel aún trabajaba en su escritorio. A pesar de ello, la casa comercial Shaw continuó su actividad, aunque no se conoce la fecha en que Daniel se marchó de la misma.

Donald se casó en Cádiz con la gaditana Josefa Hemas Martí en abril de 1819. Josefa era hija de José Ignacio Hemas (natural de Valencia, del comercio) y de Cayetana Martí (natural de Cádiz). Debido a causas que expusieron ante el obispado, no se celebraron las tres canónicas moniciones, por lo que su matrimonio consta en el libro secreto de la parroquia. Consecuencia de ese matrimonio católico fue el cambio de su nombre inglés Donald por el de Daniel, que utilizó el resto de su vida.

Solo tres meses después de la boda de Daniel y Josefa, una nueva represión política contra los liberales de Cádiz obliga a muchos de ellos a refugiarse en Gibraltar. Desde allí, apoyados sin duda por los comerciantes ingleses, prepararon la revolución que se inició con el levantamiento de Riego el año 1820 y que dio paso al Trienio liberal. En esta situación de incertidumbre política y social nace en Cádiz, en febrero de 1820, el primer hijo de Daniel, al que ponen el mismo nombre que el padre y del que desciende todo el actual clan Macpherson español.


Daniel se traslada a Gibraltar (1821-1835)

Las consecuencias comerciales que tuvo en Cádiz el periodo del Trienio Liberal no fueron tan beneficiosas como se esperaba. El rey Fernando VII es retenido por los liberales gaditanos, y la ciudad se prepara para resistir el acoso político y militar de las potencias europeas. En abril de 1823, entran en España los llamados Cien mil hijos de San Luis, y en octubre llegan a Cádiz y rescatan al rey. Comienza así la Década Ominosa (1823-1833), durante la cual se retorna al absolutismo político y la represión contra los liberales. Cádiz, que dependía casi exclusivamente del comercio exterior, sufrió duramente las consecuencias de sus aventuras liberales y entró en decadencia.

Daniel Macpherson, en su calidad de ciudadano inglés, fue uno de los que trasladaron su residencia a Gibraltar para escapar del bloqueo comercial sobre Cádiz. Se instala en el peñón en 1821 o 1822, es decir, antes de que los Cien mil hijos de San Luis ocuparan Cádiz. Las causas últimas de este exilio no se conocen, pero podían ser desde políticas hasta comerciales. Tampoco se sabe si aún trabajaba en el escritorio de Duncan Shaw o ya era profesionalmente independiente.

Daniel permaneció en Gibraltar durante catorce años, bastante más tiempo del que duró la Década Ominosa. En el peñón nacieron siete de sus once hijos: Catherina (Ketty; 1823), Guillermo (William; 1824), Mary (1826), Amelia (1827), Adelaida (1830), Selina (1832) y Cecilia (1833). Los demás lo hicieron en Cádiz, en los periodos anterior y posterior a su estancia en Gibraltar.

Comerciantes ligados al entorno personal de Daniel Macpherson, como Duncan Shaw o Juan Pablo Gómez, también se establecieron en Gibraltar, tal vez por razones comerciales similares. Esto es, al menos, lo que puede deducirse de algunos documentos personales de Daniel.

En 1833, Daniel tiene en Gibraltar un pleito por cuestiones económicas con la casa comercial de Duncan Shaw, con la que había estado trabajando desde hacía veinte años. No se sabe si ésta u otras razones, como la del ambiente liberal que se volvía a respirar en España, fueron las que le indujeron a volver a Cádiz.


La familia Macpherson regresa definitivamente a Cádiz (1835)

Desde la salida de Daniel de Cádiz, la población gaditana había continuado su disminución a causa del descenso comercial. La curva descendente tocó fondo en 1831, cuando, por causas políticas y en una revuelta popular, fue asesinado el gobernador Antonio del Hierro. Como consecuencia de ese luctuoso hecho, a Cádiz se le retiró el estatus de puerto franco que se le había devuelto en 1829. Evidentemente, estas condiciones impuestas en Cádiz no eran las más favorables para que volviera Daniel, que esperó unos años más para su regreso definitivo.

No se conoce con exactitud la fecha de regreso de la familia Macpherson. Solamente se sabe que el décimo hijo, Elisa, nace ya en Cádiz, en 1835. Daniel tenía entonces 42 años y una amplia experiencia en el negocio comercial, que le sirvió para continuar con esa actividad y transmitirla a sus descendientes, que la han mantenido hasta la actualidad.

Como comerciantes que eran, los Macpherson pertenecían a la burguesía gaditana, que habitaba mayoritariamente en el barrio de San Carlos. En sus comienzos se relacionaron con los Shaw (establecidos en Cádiz antes que los Macpherson), los Retortillo, con los que emparentaron posteriormente, los Gómez y otros. Intelectualmente, el ambiente de los Macpherson comprendía personajes del pensamiento liberal gaditano tan ilustres como Eduardo Benot (1822-1907), que llegó a ser por poco tiempo ministro de Fomento con el gobierno de Pi y Margall, en 1873. Benot era, y fue de por vida, amigo íntimo de Guillermo Macpherson. La amistad entre ellos se remonta a épocas tan tempranas como 1839, cuando las inquietudes literarias de Benot le llevaron a fundar la sociedad La Amistad, de la que fue cofundador Guillermo Macpherson, que tan sólo tenía 15 años. Las empresas literarias de Benot y Macpherson continuaron en 1844 cuando, con varios amigos, publican el periódico La Alborada.


Nacimiento de José (1839). Muerte de sus padres

José Macpherson nació en Cádiz el mediodía del 15 de julio de 1839, en la plaza de Mina n.º 12, una hermosa plaza que se formó en 1836 sobre el área de la huerta del desamortizado convento de San Francisco. El parto debió de tener complicaciones, pues la madre murió a las dos semanas a consecuencia del mismo. José es bautizado el mismo día de su nacimiento en la parroquia de San Antonio, poniéndole por nombres José Enrique María del Carmen Juan. Fueron sus padrinos Juan Clemens, natural de Londres, del comercio, y Bernarda Martí, soltera e hija de un comerciante.

En julio de 1841, muere en Cádiz Daniel Macpherson, padre de José, y es enterrado en el cementerio extramuros de la ciudad. En su testamento nombra únicos y universales herederos a sus once hijos, y por curador de todos ellos a su cuñado Juan Pablo Gómez. No parece que en aquellos momentos la fortuna de los Macpherson fuera abundante, aunque, según manifestaciones hechas por él mismo, tenía bienes en Inglaterra.

A la muerte del padre, los hermanos Macpherson son 11, con las siguientes edades: Daniel (22), Narcisa (19), Catalina (17), Guillermo (16), María (14), Amalia (13), Selina (11), Cecilia (8), Elisa (5) y José (2). No se tienen muchos datos de cómo se organizaron para seguir viviendo, aunque a tenor de lo que ocurrió después, se sabe que Daniel se hizo cargo del negocio comercial del padre. Las hermanas se encargarían de las labores de casa y de cuidar a los más pequeños. José fue atendido principalmente por su hermana Catalina, que tan solo tenía 17 años. Desde entonces y durante el resto de su vida, Catalina se convirtió para él en una madre, siempre al cuidado de su educación y apoyándole económicamente. Ese sentimiento de madre adoptiva lo manifestó Catalina en su testamento de 1876, cuando le deja a José la dote revalidada que había recibido de su primer marido, afirmando "[...] cuyo legado a mejora, sobre los demás mis hermanos, le hago al D. José [sic] en atención a haberle servido de madre", o cuando le deja la mitad del mobiliario y ajuar debido "al afecto que siempre he profesado al dicho mi hermano D. José por ser como un hijo para mí".

Solo cuatro años después del fallecimiento del padre, otra desgracia familiar abate a los Macpherson. En julio de 1845, muere su hija Narcisa, en Sanlúcar de Barrameda.


Daniel hijo saca adelante a sus hermanos favorecido por la bonanza de la Década Moderada (1844-1854)

La Década Moderada fue para Cádiz un periodo de tranquilidad que permitió una cierta recuperación económica y supuso para Daniel Macpherson y sus hermanos una buena situación para sacar adelante el negocio familiar. Se puede decir que fue la época dorada de la burguesía comercial gaditana. Desde la mitad de la década de 1840, y ante la decadencia que sufre el comercio, la burguesía comienza a diversificar su actividad e inversiones y a dirigirlas a la incipiente industria, el sector financiero y el "de la propiedad". Entre los que participan en estas nuevas actividades se encontraban los hermanos Retortillo, que unos años después se casarían con las hermanas Mary y Selina Macpherson.

Durante este periodo, otro personaje de un gran poder económico, Diego Fernando Montañés, muy ligado en el futuro con la familia Macpherson, participa en la nueva bonanza económica que se desarrolla en Cádiz. En junio de 1846, cuando José de Salamanca (que residía en Madrid) funda el Banco Español de Cádiz, tiene entre sus fundadores a Diego, que en 1855 se casará con Catalina Macpherson.

En lo político, la Década trae un afianzamiento de los dos partidos tradicionales surgidos de la evolución del espíritu liberal: moderados y progresistas. A ellos se unirán otras opciones algo más radicales, entre las que estaba el Partido Demócrata Republicano. Este partido, fundado en Madrid en 1849 al calor del periodo revolucionario europeo de 1848, representaba la tendencia del liberalismo radical. Entre sus miembros en Cádiz se encontraban varios de los intelectuales que posteriormente fueron íntimos amigos de Giner, y que incluso se integraron en el proyecto de la Institución Libre de Enseñanza, como Eduardo Benot, Augusto de Arcimís Werhle (íntimo amigo de José Macpherson), Alfredo Arcimís y Moreno Espinosa. En la década de 1860, este partido se enriqueció en Madrid con la contribución doctrinal y propagandística del grupo krausista, integrándose en sus filas Sanz del Río, Giner y Salmerón. Como se deduce de estos datos, las conexiones políticas entre Giner y los intelectuales gaditanos ya existían varios años antes de constituirse la ILE, en 1876.


Estudios primarios de José. La situación de sus hermanos

Por los datos de algunos de sus anteriores biógrafos (Hernández-Pacheco, 1927), se sabe que José fue un niño de salud delicada, lo que retrasó su incorporación al colegio, por lo que no aprendió a leer hasta pasados los nueve años. Continuó sus estudios primarios en Gibraltar, donde se supone que vivió en casa de algún pariente. En esos primeros momentos mostró interés por la física, la química, la geografía y, en general, por las ciencias naturales. No se conocen más datos referentes a los estudios de segunda enseñanza, aunque se sabe que continuó sus estudios en Cádiz, tal vez en el colegio de San Felipe Neri, donde acudían los hijos de muchos de los comerciantes gaditanos.

Mientras José terminaba sus estudios de secundaria, su hermano Daniel continuaba con el negocio familiar. En 1850, Daniel contrae matrimonio en Cádiz con Carmen Ramírez de la Torre (1820-1895), del que nacieron tres hijos. Por su parte, Guillermo seguía participando en la vida literaria de Cádiz. En agosto de 1854, y por iniciativa del bibliófilo Adolfo de Castro, se inaugura en Cádiz la Academia de Buenas Letras Alonso el Sabio. Entre los promotores estaban los mejores escritores y científicos gaditanos, además de los comerciantes Guillermo Macpherson, Federico Uthoff y Fermín Salvochea (padre), entre otros. En ese acto inaugural Guillermo lee una poesía (Ravina, 1999).


José queda "huérfano" por segunda vez. Catalina se casa y se establece en Madrid

La emigración de los Macpherson hacia Madrid se produce en pleno Bienio Progresista. En marzo de 1855, Catalina, de 32 años, se casa con Diego Fernando Montañés (1795-1874), un rico hombre de negocios de 60 años. José iba a cumplir 16, y su hermana debió considerar que podía dejarle a vivir en Cádiz con el resto de sus hermanos. Para Diego éste era su segundo matrimonio, pues estaba viudo de Francisca Blanca Álvarez, con la que había tenido en 1820 un hijo llamado Gabriel Quintín, que falleció años más tarde. Diego se había establecido hacia 1831 en Madrid, donde comenzó sus negocios, y una vez celebrado el matrimonio vuelve a esta ciudad, donde Catalina escribió y publicó todas sus novelas. Hay que decir, por tanto, que el primer Macpherson que se estableció en Madrid fue Catalina, que llegó a la capital en 1855, de recién casada.

Llegados a este momento, un nuevo personaje de cierta trascendencia entra en la historia de los Macpherson. En aquellas fechas de 1855, Diego tenía como administrador general de sus bienes en Madrid a Joaquín María Bremón, que con el paso de los años se convertiría en colaborador temporal de José Macpherson y en el segundo marido de Catalina.

Mientras, en Cádiz, la actividad profesional de los Macpherson y su entorno continuaba. El 10 de agosto de 1861, se constituye en la ciudad la sociedad Crédito General Andaluz, entre cuyos fundadores están, entre otros, Juan Pablo Gómez, José Esteban Gómez, Juan Gómez y Guillermo Macpherson, todos del comercio, y los dos últimos vecinos de Sevilla. A las inquietudes literarias y naturalistas, Guillermo unió sus actividades financieras.

Los primeros datos de la vivienda de los Macpherson en Cádiz son del censo de 1862. En ese año, José tenía 23 años y vivía con sus hermanos en la casa familiar de la calle San Ginés, n.º 4, en el barrio de San Carlos (actualmente Fermín Salvochea, donde continúan sus descendientes y la oficina familiar). Daniel, el hermano mayor, ejercía de cabeza de familia. A mediados del siglo XIX, San Carlos era el barrio de mayor aspecto aristocrático de Cádiz, sin establecimientos comerciales abiertos al público pero lleno de oficinas comerciales, escritorios, consignatarias y consulados, todos establecidos en los entresuelos de las casas.


El primer empleo, fracasado, de José en Madrid (1864-1865)

En julio de 1864, José se encuentra en Cádiz, pues su hermano Daniel le da un poder absoluto para que se ocupe de los negocios familiares mientras está ausente de la ciudad. A finales de ese año, José, con 25 años, se traslada a Madrid, aceptando una oferta de trabajo (su primer empleo) de su cuñado Diego Montañés. Es de suponer que detrás de esta oferta estaría Catalina. Según el contrato que firman ambos en diciembre de 1864, Diego, con 69 años y aquejado en ese momento de varios problemas de salud, quiere que José se ocupe de la administración de sus bienes y del cuidado de su persona junto con Joaquín María de Bremón. En ese acto, Diego manifiesta que "por su edad avanzada y enfermedades crónicas, [¿y para?] proporcionar todos los cuidados posibles a sus últimos años, ha invitado al Sr. D. José Macpherson, vecino de Cádiz, a que pase a servir en esta corte, en su misma casa, y tomar parte en la administración de los bienes del Sr. Compareciente, además del Sr. D. Joaquín María Bremón [...]". Diego da a José los mismos poderes que a Bremón, su administrador de confianza, y le asigna un salario anual de 48.000 reales. También, en concepto de indemnización por los perjuicios que le pueda causar, Diego deposita en el Banco de España dos millones en Deuda Española al tres por ciento de interés. José no podrá disponer de esta cantidad hasta pasados diez años, aunque sí podrá cobrar los intereses.

Las relaciones entre Diego y José no fueron satisfactorias, y el contrato lo resuelven de mutuo acuerdo ambas partes el 8 de enero de 1866. Según unas cartas escritas por Montañés a su cuñado Daniel de Cádiz, a finales de ese mes de enero, José (Pepe), desde la primera semana de su estancia en Madrid, nunca manifestó predisposición hacia él ni a cumplir con su trabajo de atenderle en su salud y negocios. Pasaba gran parte del día fuera de casa sin conocerse adónde iba. Montañés se quejaba a Daniel de la conducta de Pepe y no se explicaba la razón de ella. Relata incluso que en el verano de 1865 se fueron los tres (Pepe, Catalina y él) a la finca que tenía en Pau, donde siguió con el mismo comportamiento huidizo hacia él, como en Madrid. De vuelta pasaron por Biarritz, donde estaban los hermanos Retortillo, que fueron testigos de esa misma conducta. A pesar de esas quejas, Diego pide a Daniel que ayude a su hermano una vez que vuelva a Cádiz.

Tal vez como consecuencia de este fracaso laboral de José en Madrid, y siguiendo las recomendaciones de Diego, Daniel decide crear con su hermano Guillermo, en diciembre de 1865, una sociedad denominada Daniel Macpherson. El objeto social era el comercio en todos sus ramos, como ya lo venía practicando Daniel. El convenio de asociación se estableció por cinco años, y a su término no se reanudó, aunque Guillermo continuó trabajando con su hermano hasta enero de 1874, en que decide irse.

En enero de 1866 Catalina le pide a su marido, y obtiene, la dote de 300.000 reales de vellón que se había estipulado antes del matrimonio. Por la coincidencia de fechas entre este hecho y la creación de la sociedad Daniel Macpherson, todo da a entender que Catalina quería ayudar a su hermano Daniel y, de paso, también a José, que regresaba a Cádiz sin oficio ni beneficio.

Cuando José vuelve a Cádiz, en enero de 1866, la ciudad se encontraba en sumida una importante crisis económica. La mala situación financiera mundial, unida a la crisis política española anterior a la revolución de 1868, dejó a la ciudad en situación casi de quiebra. A partir de esa fecha, la influencia política, social y cultural de la burguesía decreció lentamente, y Cádiz se provincianizó.

José permanece en Cádiz todo el año 1866 y parte de 1867, viviendo en casa de su hermano Daniel, con las hermanas solteras Amelia y Elisa. No se tienen datos de cuál era su actividad en aquel tiempo, pero todo hace suponer que estaría trabajando en el negocio familiar con sus hermanos Daniel y Guillermo.


La influencia de Domingo Orueta y de Guillermo en la vocación geológica de José

Los antecedentes de la vocación geológica de José hay que buscarlos en su hermano Guillermo, quince años mayor que él, y en el ambiente que éste frecuentaba. Se sabe que José y Guillermo iban al campo juntos muchas veces a realizar excursiones geológicas y antropológicas. Probablemente, José veía en él a su tutor más cercano durante su época de adolescencia, una vez que su hermana-madre Catalina se había ido a Madrid.

A ese ambiente no debía de ser ajeno Domingo de Orueta y Aguirre hijo (1833-1895), personaje de talante liberal y gran aficionado a la geología, que, a comienzo de los años setenta, fue el iniciador de José Macpherson en el conocimiento geológico de la serranía de Ronda. Por los datos históricos aportados por un descendiente (Orueta, 1998), podemos deducir que tal vez Domingo pudo ser una de las personas que influyera en la vocación geológica de José, e incluso su iniciador en la técnica petrográfica. Veámoslo.

Domingo Orueta (padre) regresa de América en 1823, se casa en Cádiz al año siguiente con su prima carnal Pilar Aguirre y decide trasladarse a Málaga, donde abre su propia casa comercial. Se sabe que sus viajes a Cádiz, por razones tanto familiares como comerciales, eran frecuentes, por lo que es casi seguro que los Macpherson y los Orueta se conocieran bien. Al año siguiente de su llegada a Málaga, Domingo forma parte de la sociedad La Concepción, que funda el rico comerciante malagueño Heredia para explotar los yacimientos de hierro de Ojén. Simultáneamente, construyen una ferrería en Marbella para tratar ese mineral de hierro. Esta actividad minera propició que los Orueta conocieran bien el terreno geológico de la serranía de Ronda, antes de que lo estudiara José Macpherson.

El matrimonio Orueta-Aguirre tuvo tres hijos. El hijo menor, Domingo, estudia en Inglaterra, y a su regreso, en 1850, se dedica a leer muchos libros de ciencias y arte, negándose a trabajar en el negocio familiar. En 1858, se va a Centroeuropa, y en Suiza, se entusiasma por el paisaje, las montañas y la geología, una actividad que empezó a cultivar intensamente a su regreso a Málaga. Al año siguiente fallece su padre y Domingo, con el dinero de la herencia, se siente mucho más libre para proseguir de forma autodidacta sus estudios en geología y paleontología. Se conoce que, para sus estudios geológicos y entomológicos, había comprado un microscopio (¿polarizante?), al que añadió nuevos objetivos comprados en Londres en 1868, antes de que Macpherson viajara a París en su primer viaje de estudios. Domingo se hizo un experto en el microscopio y transmitió esta afición a su hijo Domingo Orueta Duarte (el ingeniero de Minas). También hacía muchas excursiones por la provincia en compañía de su amigo García de Toledo y de José Macpherson. Fruto de sus estudios fueron cuatro publicaciones geológicas sobre la provincia de Málaga, editadas entre 1871 y 1875, en alguna de las cuales Macpherson le ayudó a clasificar los fósiles.

No se sabe si Domingo hijo, por la edad que tenía, fue primero amigo de Guillermo Macpherson o de José, aunque cabe pensar que la relación entre Domingo y José pudo gestarse a través de Guillermo.

¿Cómo pudo influir Guillermo en la vocación de José? De Guillermo Macpherson se conoce que fue vicecónsul y cónsul inglés en varias ciudades españolas (Cádiz, Sevilla, Madrid y Barcelona) y que, durante la década de los ochenta, fue un buen traductor de las obras de Shakespeare, pero poco se sabe de sus aficiones juveniles hacia las ciencias naturales. En la noticia que da la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN) sobre su fallecimiento, en 1898, se dice, entre otras cosas, que "había cultivado los estudios mineralógicos y había formado valiosa colección, conservando siempre especial cariño hacia las ciencias naturales". Parte de sus aficiones naturalistas y antropológicas las materializó Guillermo en el estudio antropológico de la Cueva de la Mujer, a finales de la década de 1860. Después, no hay constancia de nuevas investigaciones naturalistas, aunque mantuvo su condición de socio en la SEHN desde su fundación hasta que falleció, en 1898.

Por tanto, hay que suponer que la afición de Guillermo y Domingo de Orueta por las ciencias naturales y el ambiente que frecuentaba el primero en Sevilla con el catedrático de la universidad hispalense Antonio Machado Núñez (el abuelo de los poetas Manuel y Antonio) debió de ser determinante en la vocación geológica de José.


José comienza su carrera de geólogo a la sombra de Machado

José Macpherson nunca estudió una carrera universitaria ni se sometió a los formalismos académicos reglados, lo que "contribuyó poderosamente a fortalecer la nativa independencia de su espíritu" (Calderón, 1902). Ayudado por la economía familiar, fue haciéndose un currículo a su gusto. Es muy probable que, a la influencia inicial ejercida por su hermano Guillermo y por su amigo Domingo Orueta, se sumara el ambiente docente y científico de Antonio Machado en la Universidad de Sevilla. Hay algunos indicios que apoyan esta hipótesis, como la amistad conocida que unía a Guillermo y Machado, y que debió de aprovechar José para familiarizarse con las actividades de investigación geológica en un centro universitario.

Antonio Machado Núñez (1812-1896) se licenció en Medicina en Cádiz, aunque progresivamente fue desviando su vocación hacia las ciencias naturales. Su tendencia liberal progresista le llevó a frecuentar los mismos círculos liberales gaditanos con los que se relacionaban los Macpherson. Llega a ser catedrático de Mineralogía y Zoología en Sevilla, en 1846. A su licenciatura en medicina agrega la de Ciencias Naturales, obtenida en esa universidad en 1854. Allí realiza también su tesis doctoral, titulada "Los progresos de la Geología".

En 1850, Machado constituyó en la universidad sevillana el gabinete de Historia Natural con la aportación de algunos objetos procedentes de la Escuela de Medicina de Cádiz. Trece años más tarde comienzan las donaciones personales y las compras de minerales para ese museo, procedentes muchas de ellas de Eloffe y Pisani, de París. Se ha escrito que José Macpherson colaboró con este gabinete, lo que supondría su primer contacto con el mundo universitario. Muchos naturalistas extranjeros que acudían a Andalucía, como los geólogos Verneuil (que colaboró con José Macpherson en su trabajo geológico de la provincia de Cádiz), Collomb, Falconer, Delenoue y Lubbock, encontraban en Machado el apoyo humano y científico para sus investigaciones geológicas. Sin duda, Machado era un referente obligado de la geología andaluza y, sobre todo, un auténtico mentor de las aficiones naturalistas de Guillermo y José Macpherson.

Al estallar la revolución política de 1868, Machado, liberal de izquierdas, se apartó temporalmente de la vida científica. Durante ese periodo, siendo un propagandista entusiasta de las doctrinas modernas, abrió la universidad a las corrientes científicas europeas. En 1869, el mismo año que José viajó a París, se afilió a la masonería y fundó, junto a Federico de Castro, la Revista mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias, en la que participaron varios de los krausistas que años más tarde se asociarían con Giner en la fundación de la ILE. También puede ser significativo señalar que, al declararse la revolución de 1868, Machado hijo viaja a Madrid y funda la revista Un obrero de la civilización, en la que colaboran, entre otros, varios liberales krausistas, como Francisco Giner de los Ríos, Nicolás Salmerón, Federico de Castro y Antonio Machado Núñez. La conexión de los Machado con Giner y su futura participación en la ILE ya estaba hecha. No sería de extrañar que Giner hubiera oído hablar de los Macpherson a través de los Machado antes de ser desterrado a Cádiz, en 1875, y conocerlos personalmente.


Los viajes de estudios de José a Europa (1869-1871)

Según los datos del censo de Cádiz, el 22 de enero de 1868 José no estaba viviendo en casa de su hermano Daniel. Es posible que se hubiera trasladado temporalmente a Sevilla a vivir con su hermano Guillermo, que pasaba temporadas en esa ciudad. Por esas mismas fechas, puede que Guillermo estuviera explorando la Cueva de la Mujer, en Alhama de Granada, estudio cuyos resultados publicó Machado en la Revista mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias en 1870 y 1871. La mayoría de los objetos de la cueva se los envió Guillermo al catedrático de Geología y Paleontología de Madrid Juan Vilanova, que los presentó en diciembre de 1873 en la SEHN, lo que demuestra que los Macpherson y Vilanova ya mantenían relaciones científicas antes de que José se instalara en Madrid.

En aquella época de apertura política fue cuando Machado pudo recomendar a José que se fuera a París a estudiar por libre los cursos de Química y Mineralogía que impartía su amigo el profesor Félix Pisani de Serres, un químico y mineralogista muy afamado en Francia, con el que intercambiaba minerales. Al menos eso es lo que puede deducirse de la fecha de su primer trabajo científico, "Método para determinar minerales", publicado en Sevilla en 1870 por intercesión de Machado. Ese primer viaje lo debió de realizar en 1869, según un comentario que hizo en la sesión de la SEHN del 3 de marzo de 1880, en la que manifiestó que había estado en París en ese año y había tratado con Verneuil (1805-1873) aspectos de la geología española.

En un segundo viaje a Europa, José fue a París y trabajó en el Museo Nacional de Historia Natural con su director Gabriel-Auguste Daubrée (1814-1896) y su discípulo Stanislas Meunier (1843-1925), con quienes realiza excursiones y aprende la metodología de la geología de campo. Esta formación la continúa con una estancia en los Alpes suizos, donde entabla amistad con el famoso orogenista Alberto Heim, con el que siempre mantuvo correspondencia (García de Valdeavellano, 1981). Allí se interesó por el origen de las montañas, una cuestión que investigó bastante a lo largo de su vida. Aunque no está confirmado, José también pudo realizar algún viaje de estudios a Londres.

Cuando Macpherson vuelve de su segundo viaje a Europa se instala en Sevilla (Pro, 1955). Fruto de sus estudios europeos es su investigación geológica de la provincia de Cádiz, publicada en 1872 con el título Bosquejo geológico de la provincia de Cádiz y con un resumen en inglés, que le permite una amplia difusión entre los especialistas extranjeros. En la introducción afirma que los fósiles encontrados se los legó a Verneuil, que los tiene en su colección en París, y agradece a Hebert, Bayan y Etheridge la determinación paleontológica de la mayoría de ellos. Comenzaba así la proyección internacional de José y su reconocimiento por parte de la comunidad científica europea.


Juan Vilanova avala la entrada de Guillermo y José en la SEHN (1872)

El llamado Sexenio Democrático (1868-1874) fue el momento en que los liberales volvieron al poder y se instaló en la vida pública española una libertad de pensamiento que favoreció la creación de nuevas instituciones científicas similares a las europeas.

En 1871, por iniciativa de un grupo de científicos naturalistas se constituye en Madrid la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN). Entre sus socios fundadores se encuentra el geólogo Juan Vilanova, catedrático de Paleontología de la Universidad Central. José Macpherson colaboró intensamente durante toda su vida profesional tanto en las sesiones de la sociedad como en su revista, titulada Anales de la Sociedad Española de Historia Natural.

Guillermo y José entran a formar parte de la SEHN en diciembre de 1872, a propuesta de Juan Vilanova. Esto es una prueba más de la relación de amistad que ya mantenían los Macpherson con Vilanova: su especial relación con José se materializó públicamente en las alabanzas continuas que siempre hizo de sus trabajos geológicos en las sesiones de la SEHN.

Unos meses antes se habían incorporaron los naturalistas andaluces más reputados, todos conocidos o amigos de los Macpherson, como Antonio Machado (catedrático de Mineralogía de la Universidad de Sevilla), Juan Bautista Chape (catedrático de Ciencias Naturales del Instituto de Cádiz) y Domingo de Orueta. Igualmente se incorporó Giner de Los Ríos y Manuel Fernández de Castro. A imagen y semejanza de esta sociedad, el geólogo Domingo de Orueta y Aguirre creó la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales, en 1872.

Vemos, pues, que a comienzo de los años setenta José Macpherson formaba parte de un grupo de naturalistas dedicados a la geología, entre los que estaban su hermano Guillermo, Domingo Orueta, en Málaga, Antonio Machado, en Sevilla, y Juan Vilanova, en Madrid. Además, mantenía correspondencia periódica con varios de los más afamados especialistas europeos en las materias geológicas que investigaba. Hay que considerar a este grupo nacional e internacional como la base del futuro desarrollo científico de José.

En la comunidad científica de Madrid, el nombre de Macpherson empezaba a circular en los ambientes geológicos. Así, en las sesiones de mayo y junio de 1873 de la SEHN, Vilanova presenta un ejemplar del Bosquejo geológico de la provincia de Cádiz, publicado por José, destacando la gran importancia geológica que tenía el estudio.

Según una anécdota que contó Francisco Hernández-Pacheco a Eduardo Alastrué y que publica éste (Alastrué, 1968), los hermanos de José estaban quejosos de que no se dedicara a los negocios familiares del comercio marítimo. Parece que Pepe ofreció hacerse cargo del negocio como principal responsable durante dos años a cambio de que, si lo hacía satisfactoriamente, le dejaran después seguir sus estudios geológicos. Su gestión fue muy satisfactoria, con lo que retomó nuevamente a sus investigaciones geológicas. No se conoce la fecha exacta de este hecho, pero si se tiene en cuenta que parece que ya había hecho algunos trabajos geológicos, las fechas debieron ser entre 1872 y 1874, antes de irse a vivir a Madrid.


Catalina se queda viuda en 1874. José se instala definitivamente en Madrid.

En 1873, se instala de forma permanente en Madrid Elisa Macpherson, una de las hermanas más queridas de José y con la que tuvo mucha relación de trabajo en los años siguientes.

En enero de 1874 fallece Diego Fernando Montañés a los 79 años, en su casa del Salón del Prado (actual paseo del Prado), n.º 12, de Madrid. Por aquella época, y antes de que se quedara a vivir de forma permanente en Madrid, José debía de acudir con cierta frecuencia a la capital por intereses profesionales o a visitar a su hermana Catalina. El primer documento que se posee de su domiciliación definitiva en Madrid es la lista de socios de la SEHN, en la que manifiesta, a finales de 1875, que está domiciliado en la calle del Salón del Prado, n.º 12, la casa de su hermana Catalina.

Catalina y José vivían con cuatro sirvientes, y en el bajo del mismo edificio vivían en ese momento tres hermanos de la familia Bremón, cuyo "titular", Joaquín María Bremón, se casaría con Catalina unos años más tarde.

Coincidiendo con estos acontecimientos familiares, José recorrió la serranía de Ronda con su amigo Domingo de Orueta y Aguirre, que poseía grandes conocimientos geológicos y geográficos de ella, a pesar de su complejidad estructural y la casi ausencia de estudios previos sobre la geología de la zona. En muchas de estas excursiones les acompañaba también Domingo de Orueta hijo, que años más tarde se convertiría en discípulo de Macpherson y en un ingeniero de minas muy afamado. Producto de esta investigación fue la Memoria sobre la estructura de la serranía de Ronda, publicada en la Imprenta de la Revista Médica de Cádiz en 1874.

En la sesión de la SEHN del 13 enero de 1875, José se presentó en la sociedad por primera vez. Es probable que, en aquel momento, ya estuviera instalado definitivamente en Madrid con su hermana. En esa sesión Macpherson regala un ejemplar de su trabajo sobre la serranía de Ronda, y Vilanova lee una parte del mismo, suplicando a Macpherson que explique a la sociedad sus descubrimientos en la serranía En aquellos tiempos, la serranía de Ronda era una zona muy peligrosa para transitar debido a los bandidos, por lo que el interés que tenían los socios no solo se centraba sólo en los resultados científicos, sino también por la logística que había desarrollado. Macpherson contesta a la propuesta de Vilanova que, en la sesión de febrero, tratará sobre un tema de mucha actualidad, como veremos posteriormente, y que interesaba vivamente a Vilanova: el origen peridotítico de las serpentinitas.


Del evolucionismo a la introducción de la petrografía en España (1875)

Desde que Darwin publicó su famoso libro El origen de las especies en 1859, la teoría de la evolución suscitó vivas polémicas en el mundo científico. Uno de los colectivos más interesados era el de los paleontólogos, que se dividían entre evolucionistas y fijistas. Los primeros buscaban con intensidad la llamada "fauna primordial única", de la que habría surgido, por evolución, un aumento en la complejidad orgánica y, por ende, el resto de los seres vivos. Su descubrimiento sería la prueba de las teorías darwinistas de la evolución.

Ese mismo año de 1859, el geólogo canadiense Logan encontró lo que creía que era el resto orgánico más antiguo jamás encontrado en el registro geológico. Lo llamó Eozoon canadense, y le adjudicó ese carácter de "fauna primordial" (Pelayo, 1998). La afirmación de Darwin sobre la existencia de seres vivos anteriores al periodo Cámbrico parecía corroborarse, y con ella, la teoría de la evolución. Sin embargo, para algunos investigadores, la naturaleza orgánica del tan aclamado descubrimiento no estaba clara y combatieron la prueba afirmando que el Eozoon no tenía composición orgánica, por lo que no podía ser considerado como un resto fósil de un ser vivo. En España, uno de los mayores detractores del evolucionismo era Vilanova. Su posición beligerante en la polémica se inclinaba por las posturas fijistas, y buscaba pruebas para refutar la naturaleza orgánica de las muestras rocosas que contenían el Eozoon. Dichas muestras, que él conoció en París en 1867, consistían en un fragmento pulimentado de serpentinita encontrado en capas presilúricas que debía considerarse como el Eozoon. La fiebre por localizar rocas similares en Europa se desató en todos los países, y se hallaron varios afloramientos serpentiníticos similares al americano. Vilanova afirmaba que todos los ejemplares que había visto se encontraban en rocas serpentiníticas y que la estructura fibrosa de la serpentina, una estructura claramente inorgánica según él, confundía a algunos científicos que la consideraban orgánica (Pelayo, 1998).

Las teorías contrarias a la hipótesis del carácter orgánico del Eozoon las había expuesto Vilanova en la SEHN en 1874, la misma fecha en que Macpherson había descrito serpentinas en la serranía de Ronda. Se daba la circunstancia de que, a pesar de que habían transcurrido 15 años desde el descubrimiento, muy pocos geólogos habían tenido la ocasión de observar la placa al microscopio, una cuestión que se empezaba a considerar fundamental para la identificación correcta de la roca. Los detractores del carácter orgánico tenían que demostrar la naturaleza inorgánica en el microscopio, y esa fue la ocasión histórica de Macpherson. No cabe duda de que Vilanova buscó la "complicidad" de Macpherson (el único científico que conocía la técnica petrográfica en España) para que demostrara petrográficamente dicha naturaleza inorgánica y zanjara, al menos en la comunidad científica española, la polémica del Eozoon.

Tal como había prometido Macpherson en la sesión de enero de 1875 de la SEHN, presentó en la sesión del mes siguiente su esperado trabajo sobre El origen peridotítico de la serpentina de la serranía de Ronda. No es de extrañar, por tanto, que Vilanova hiciera una tan encendida reseña de los resultados petrográficos de Macpherson, pidiendo un voto de gracia por sus estudios, y que se congratulara de ver confirmada su hipótesis hidrotermal para el origen de la serpentinita. Esa fue la razón y las circunstancias que rodearon su primera publicación de petrografía en España.

La publicación de Macpherson se tradujo al inglés al año siguiente, con el fin de difundirlo en la comunidad internacional. Es de suponer que el inductor de ello fuera Vilanova, ya que la conclusión a la que llegaba la prueba petrográfica apoyaba su hipótesis del carácter inorgánico de la serpentinita y, por tanto, del Eozoon.


La constitución de la ILE, otro foco de enseñanza geológica en Madrid (1876)

La cuestión universitaria de 1875 separó de sus cátedras a varios profesores de la universidad española, entre ellos a Francisco Giner de los Ríos y a Antonio Machado. El 1 de abril, Giner, enfermo, es detenido por la policía y llevado a Cádiz. A los pocos días, sus amigos y discípulos gaditanos consiguen que salga de la prisión y que se le deje bajo arresto domiciliario.

En Cádiz, Giner se relacionó con el ambiente ilustrado y liberal de la ciudad, del que formaban parte los Macpherson. Le visitó el cónsul de Inglaterra (que era Guillermo Macpherson) ofreciéndole su apoyo y el de la opinión inglesa. También recibió proposiciones para la creación de una universidad libre española en Gibraltar, pero las rechazó por patriotismo. Conoció a Augusto Arcimís, a Alejandro San Martín (su futuro médico) y a José Macpherson, con los que compartía tertulias.

En aquel mismo año, la amistad y generosidad de Macpherson, que eran virtudes que siempre destacaron en su obrar, tuvieron otra oportunidad de ponerse a prueba. En el verano de 1875, se le mueren dos hijos a su amigo íntimo A. Arcimís. Macpherson no duda en ayudarle y le ofrece su finca de El Doctoral, situada a un kilómetro de Chiclana, para que se aleje una temporada del ambiente de Cádiz.

Una vez de regreso en Madrid, Giner constituye, en 1876, la Institución Libre de Enseñanza. Aunque Macpherson ya estaba instalado en Madrid, no fue socio fundador, pero hizo importantes donaciones de material para equipar el laboratorio de química. Sí lo fue el hijo de su buen amigo Domingo de Orueta y Aguirre, el joven Domingo de Orueta y Duarte. Una de las razones por la que Macpherson se estableció en Madrid fue la de estar con su hermana Catalina, aunque otras pudieron ser las de colaborar con Giner en la ILE y la de participar en la SEHN, así como en las actividades de la Comisión del Mapa Geológico de España, la única institución que tenía algo de dinero para trabajos geológicos.


Catalina se casa con Joaquín M.ª Bremón. José permanece con ellos

En el año de 1876 se producen varios acontecimientos importantes para los Macpherson. Catalina se casa con el administrador de sus bienes y antiguo administrador de su primer marido, Joaquín M.ª Bremón. Bremón había nacido en Valencia en 1826 y era hijo de Pedro M.ª Bremón y Zaragoza (natural de Madrid) y de Josefa Gascó y Vilar (natural de Valencia). Al menos desde 1869 vivía en el entresuelo de la misma casa de Catalina, en el Salón del Prado, n.º 12. El matrimonio vivió algunos años en Londres y, posteriormente, en la calle de Alcalá, de Madrid, donde actualmente está el Banco de España

También en 1876, Guillermo se traslada a Sevilla como cónsul de Inglaterra, aunque no permaneció allí mucho tiempo, pues solo dos años después es destinado a Madrid, donde ejercerá de vicecónsul de Inglaterra.

Por su parte, José, instalado definitivamente en Madrid, se dedicó de lleno a sus investigaciones geológicas. Entre finales de 1875 y enero de 1876 presentó en la SEHN dos trabajos: "De la existencia de fenómenos glaciares en el sur de Andalucía durante la época cuaternaria" y "Sobre las rocas eruptivas de la provincia de Cádiz y su semejanza con las ofitas del Pirineo".

En el verano de 1876, el geólogo francés Charles Barrois viene a España para realizar estudios geológicos en Galicia y Asturias. En Madrid es acogido por los miembros de la Comisión del Mapa Geológico y conoce a José Macpherson, que le hace de guía científico por la capital y le ayuda a equiparse de libros y mapas para su trabajo. Desde esa fecha data la amistad entre los dos grandes geólogos, que perduró siempre.


La época más fecunda de Macpherson (1877-1881)

En la primavera de 1877, Macpherson presenta su trabajo "Sobre ciertas anomalías que las micas de algunos granitos presentan en la luz polarizada" en la SEHN. En el verano se fue a los Pirineos a realizar estudios geológicos sobre las ofitas. Resultado de ese viaje fue su publicación "Sobre los caracteres petrográficos de las ofitas de las cercanías de Biárritz".

En ese año de 1877, el reconocimiento profesional de Macpherson era ya un hecho, a pesar de no poseer ningún título académico. Así le consideraba, al menos, el Gobierno cuando le nombró, el 13 de febrero, "vocal competente" del tribunal de oposición para cubrir la vacante de la cátedra de Geología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. En el tribunal estaban también su amigo Juan Vilanova, del que pudo partir la propuesta de su nombramiento, Federico de Botella y Lucas Mallada, entre otros.

En el año 1878, José publicó sus trabajos "Sobre la existencia de la fauna primordial en la provincia de Sevilla" y "Fenómenos dinámicos que han contribuido al relieve de la serranía de Ronda". Macpherson participó en la subcomisión española de la ponencia sobre los colores del mapa geológico, que se presentará en el Congreso Geológico Internacional de París de septiembre de 1878, junto a Botella, González de Linares y Vilanova. Ese mismo año, su hermano Guillermo es destinado a Madrid como vicecónsul británico, y estrecha, aún más, su relación con él.

El año 1879, Macpherson es elegido vicepresidente de la SEHN, junto con Botella de presidente. Ese año publica los trabajos "Breve noticia acerca de la especial estructura de la Península Ibérica", "Descripción de algunas rocas que se encuentran en la Serranía de Ronda" y "De la posibilidad de producirse un terreno aparentemente triásico con los materiales de la creta".

En el verano de 1879, José se va de excursión geológica a Galicia. Consecuencia de aquella estancia es su publicación "Apuntes petrográficos de Galicia", que se publicó en 1881. En aquel viaje visita durante día y medio a Emilia Pardo Bazán, en La Coruña. La escritora queda impresionada de la figura de Macpherson, y así lo escribe a Giner: "Macpherson me hubiera agradado siempre, por aquella figuraza tan franca y tan simpática, sajona recastada de andaluza [...}". Las buenas relaciones entre la escritora y el geólogo se mantuvieron siempre.

Aunque Macpherson publicó gran parte de su obra en los Anales de la SEHN, también aceptó colaborar con otras instituciones que se lo demandaron. Ese fue el caso de la Comisión del Mapa Geológico, que en 1879 le pidió su colaboración para la elaboración de los mapas provinciales, concretamente, el de Sevilla. Macpherson publicó entonces su "Estudio geológico y petrográfico del norte de la provincia de Sevilla" en el Boletín de la Comisión.

El año 1880, Macpherson es elegido presidente de la SEHN. Guillermo asiste ese año a algunas de las sesiones, e incluso, en la de marzo, acepta ser miembro de la comisión de la SEHN para participar en la organización del Congreso Internacional de Americanistas que se iba a celebrar en Madrid en 1881. En esa sesión, Macpherson presenta su trabajo "De las relaciones entre las rocas graníticas y porfídicas". También en 1880 publica uno de sus trabajos tectónicos más conocidos, "Predominio de la estructura uniclinal de la Península Ibérica", en los Anales de la SEHN.


Muerte de Catalina (1881)

Catalina Macpherson de Bremón muere en junio de 1881, a los 55 años de edad, en su casa de Madrid del Salón del Prado, n.º 12, a causa de una apoplejía cerebral. El fallecimiento de su hermana-madre debió de suponer para José un duro golpe emocional. José heredó de ella la dote que recibió de su primer marido, la mitad del mobiliario y del ajuar de la casa y toda su biblioteca, con el mueble-librería inglés que procedía de sus padres. Esta circunstancia, desgraciada en lo personal, supuso una mejora importante de su economía que le permitió seguir manteniendo su independencia profesional. Sin embargo, a partir de ese momento, la actividad profesional de José, que iba a cumplir 42 años, fue decreciendo poco a poco, aunque nunca abandonó sus compromisos con la ILE o su colaboración periódica con la SEHN.

En 1881, Macpherson formó parte, junto con Botella y Vilanova, de la subcomisión española que nombró la SEHN para tratar los colores del mapa geológico, que se iban a discutir en el Congreso Geológico de Bolonia el año siguiente. También ese año publica uno de sus escasos trabajos no escritos en español, "Estudo petrographico das ophites e teschenites de Portugal".

En 1882, y durante dos años, José y Guillermo se trasladaron a vivir a la calle Fernando el Santo, n.º 7. En el piso 2.º derecha vivía José con una sirvienta, y en la puerta de enfrente, su hermano Guillermo con su mujer. Hay que resaltar que en el piso bajo vivía el político liberal gaditano Segismundo Moret, que en aquel momento era diputado en Cortes por Ciudad Real. Moret había nacido en Cádiz un año antes que José y, sin duda, tenía que ser conocido suyo y de su familia desde los tiempos de juventud. Una vez ambos en Madrid, coincidieron no solo en el domicilio, sino también en el proyecto educativo de Giner en la ILE, pues Moret fue presidente de la Institución durante los años 1879-1913, mientras José colaboraba con ella. En años sucesivos la amistad continuó.

Macpherson publicó en 1882 dos nuevos trabajos, titulados "Resumé d´une description des roches mentionnées dans une note de Mr. Choffat sur l´ophite de Portugal" y "Estudio petrográfico de la aerinita", a la vez que seguía manteniendo discusiones científicas con sus amigos Vilanova y Botella sobre los afloramientos volcánicos de la zona de SE español (manifestado por Vilanova en la SEHN).


José tras su hermano Guillermo. La construcción de la casa-laboratorio de la calle Exposición (1882)

La casa-laboratorio de José Macpherson en Madrid fue una auténtica institución geológica dentro de la penuria económica en la que se encontraba el mundo científico y académico madrileño. Durante varios años, suplió las carencias instrumentales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central y del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Por ella pasaron muchos de sus discípulos, como los geólogos Francisco Quiroga, Salvador Calderón o Eduardo Hernández-Pacheco, en busca de consejos, discusión y medios instrumentales para sus investigaciones. También la visitaban por muchos de los ingenieros de minas pertenecientes a la Comisión del Mapa Geológico de España, que dirigía su amigo Manuel Fernández de Castro, y sobre todo los geólogos extranjeros amigos suyos que visitaban España. La casa era, sin duda, una visita obligada para aquellos que quisieran conocer el estado de la geología española. Afortunadamente para la historia, se conocen los pormenores del origen de esta famosa casa.

En junio de 1882, Guillermo Macpherson, de 53 años, compra por 29.806 pesetas un solar de 1.089 m2 en la zona llamada el Laderón de la Castellana (actual zona del Museo Nacional de Ciencias Naturales), que aquellos años era el extrarradio de Madrid. La finca se encontraba concretamente en la esquina de las calles Salas (actual calle de María de Molina) y Exposición (actual Álvarez de Baena), así llamada por subir hacia el edificio que se estaba construyendo para la Exposición Hispano-Colonial. En su parcela, Guillermo construyó en agosto de 1883 un palacete de tres plantas, según un proyecto de Carlos Velasco, el arquitecto de la Institución Libre de Enseñanza, amigo de Giner de los Ríos.

En febrero de 1883, Guillermo segrega de su finca una parcela de 429 m2 con entrada por la calle Exposición n.º 4 y se la vende a su hermano José por 12.500 pesetas. La nueva finca tiene forma rectangular, con una línea de fachada de 14,30 m y un fondo de 30 m. En ella, José comienza en el verano de 1883 la construcción de un hotel muy sencillo, de planta cuadrada de diez metros de lado, que constaba de sótano, planta baja, principal y buhardilla, estando destinado el resto a jardín. No hemos encontrado datos sobre el autor del proyecto, pero es de suponer que fuera también Carlos Velasco, ya que éste no solo había construido el hotel de su hermano, sino también otros de la zona, entre los que se encontraba la casa de Rafael Monasterio, un famoso constructor madrileño de aquellos tiempos que dio nombre al barrio que ocupaban. En marzo de 1887, la calle Exposición cambió de nombre por la de Álvarez de Baena, que aún mantiene, aunque para José siempre fue "su" calle Exposición. Al menos eso es lo que se deduce de las tarjetas de visita que utilizaba todavía con esa dirección en 1901.

En su casa, José instaló un laboratorio de geología, un taller de preparaciones y una gran biblioteca geológica. Nada le faltaba a la casa para realizar investigaciones geológicas. En su taller realizó cientos de preparaciones petrográficas (en ocasiones ayudado por su amigo Serrano Fatigati) que constituyeron la mejor colección de láminas delgadas de España. En el jardín conservaba sus colecciones mineralógicas, petrológicas y paleontológicas, además de un pequeño observatorio meteorológico.

Ninguno de los dos hoteles de los hermanos Macpherson sobrevivió al desarrollo urbanístico de la zona. Guillermo vendió su palacete en 1890, cuando le destinaron como cónsul a Barcelona, y en 1911 llegó al testero de la finca la apertura de la nueva calle de María de Molina, que sustituiría a la pequeña calle de Salas (que iba de la Castellana a la calle Pinar). En el año 1930, el Ayuntamiento expropia la casa, y al año siguiente la derriba.

Por su parte, el hotel de José también fue víctima de la piqueta, aunque varios años más tarde. Cuando José fallece, en 1902, su hermana Cecilia hereda la finca pero, al fallecer ella en 1904, pasa a sus dos hijos, Daniel y Cecilia Yturralde (casada con el poeta Carlos Fernández-Shaw). Los hermanos Yturralde nunca vivieron en la casa, y en junio de 1905, una vez resuelto el testamento de su madre, la vendieron. Tras pasar por distintos propietarios, el hotel fue comprado en 1987 por la inmobiliaria Procisa, que lo derribó en 1994. En su lugar se ha construido un edificio de oficinas de tres plantas con fachadas acristaladas negras, ubicado en la esquina de la calle María de Molina con Álvarez de Baena.

En aquellos años vivían de forma permanente en Madrid varios miembros de la familia Macpherson, que mantenían una estrecha relación. Estaban José y Guillermo, que eran vecinos de casa, sus hermanas Elisa, Cecilia y Maria, y el primo de todos ellos Juan Gómez Hemas.

Según relata Calderón, José hacía excursiones todos los veranos al extranjero acompañado de su hermana Elisa, hasta que adquirieron la casa de La Granja, (Calderón, 1902). No se sabe en qué fecha fue, pero puede suponerse que sería después de que Elisa se quedara viuda.

Como en el verano de 1883 la nueva casa de José estaba en construcción, se trasladó a vivir temporalmente otra vez al Salón del Prado, a la antigua casa de su hermana Catalina.


José y los terrenos arcaicos españoles (1883-1884)

Los terrenos arcaicos fueron uno de los temas predilectos de investigación de Macpherson. Contribuyó más que ningún otro al conocimiento de las formaciones primitivas (arcaicas y paleozoicas), completamente ignoradas hasta él (Barrois, 1902). José realizó varias excursiones a Galicia y Asturias para estudiar las rocas arcaicas en compañía de su buen amigo el geólogo francés Charles Barrois.

La relación de Macpherson con la Comisión del Mapa Geológico siempre fue muy estrecha y cordial. José suministraba información geológica y la Comisión ponía a su disposición todos los materiales recogidos por sus técnicos. Eso es, al menos, lo que se deduce del agradecimiento que hace a la Comisión del Mapa Geológico en octubre de 1883 por el material que han puesto a su disposición para realizar el trabajo sobre la "Sucesión estratigráfica de los terrenos arcaicos de España" que ha presentado en la SEHN. A esta buena relación no debía de ser ajena la circunstancia de que, en aquel año, el presidente de la SEHN y de la Comisión fueran la misma persona, el ingeniero de minas Manuel Fernández de Castro.

En la sesión de mayo de 1884 de la SEHN, Macpherson presenta otro trabajo relacionado con los terrenos arcaicos, titulado "Descripción petrográfica de las rocas arcaicas de la Cordillera Carpetana", que es una continuación del presentado en octubre del año anterior.

En noviembre de 1884, Macpherson vuelve a formar parte, en calidad de "vocal experto", de un tribunal universitario para cubrir la plaza de Paleontología-Estratigrafía de la Facultad de Ciencias de la Universidad de La Habana. En el tribunal estaban también, como en 1877, sus amigos Juan Vilanova, Federico de Botella y Lucas Mallada, entre otros.

Durante 1885, un hecho inesperado interrumpe temporalmente sus estudios sobre los terrenos arcaicos: el llamado terremoto de Andalucía. Macpherson nunca olvidó que debía principalmente su iniciación en las ciencias geológicas a los geólogos franceses. La relación epistolar con ellos fue constante, y la circunstancia del violento temblor supuso un acercamiento aún mayor. El 25 de diciembre 1884 se produjo un fuerte terremoto en las cercanías de Alhama de Granada, que produjo 800 víctimas. Las causas fueron estudiadas, además de por las comisiones oficiales españolas y extranjeras, por Macpherson. Él ayudó a organizar la misión francesa, dirigida por Ferdinand Fouqué y compuesta entre otros, por Barrois, que vino a estudiar el terremoto. Esto le ocupó gran parte de su tiempo de investigación; los resultados los expuso en la sesión de la SEHN de enero de 1885 y en una conferencia del Ateneo de Madrid el mes siguiente. La amistad con Barrois y su interés en comparar los terrenos arcaicos del NE español con los de la Bretaña francesa le llevaron a asistir a la reunión extraordinaria de la Sociedad Geológica de Francia celebrada en el Finisterre ese mismo año. Producto de este viaje y del intercambio de opiniones con los franceses fue su trabajo "Comparaison des terrains cristallins d´Espagne et du Finisterre", publicado en 1885 en Francia. Al año siguiente, continúa publicando más datos petrográficos de los terrenos arcaicos de Galicia y Andalucía.


Macpherson al frente de la Sociedad para el estudio del Guadarrama (1886)

En noviembre de 1886, y por iniciativa de la ILE, las personas que realizaban excursiones a la cercana sierra madrileña constituyen la Sociedad para el estudio del Guadarrama. Su objetivo estaba muy claro en la circular de constitución: "contra el vicio de nuestra cultura consistente en prescindir del examen directo de las cosas para hablar de ellas a base del testimonio ajeno, la nueva sociedad encarece el valor de la observación directa, y de ahí la importancia de las excursiones [...]". Como director de esta sociedad se elige a Macpherson. La actividad de la sociedad se inicia el 21 de noviembre de ese año con una excursión a Torrelodones, que dirige Macpherson.


Alfredo Arcimís, primer director del Instituto Meteorológico gracias a José

En 1883, Macpherson había intercedido ante su amigo y vecino Segismundo Moret (en aquellos momentos ministro de Gobernación) para que a su amigo Arcimís le dieran trabajo en Madrid y pudiera crear el Gabinete Central de Meteorología. Giner, amigo de todos ellos, le ofrece ser profesor de Física en la institución, pero Arcimís desea también crear el Gabinete. La oportunidad surgió en agosto de 1887, cuando el ministro de Fomento, Carlos Navarro, amigo del grupo institucionista, crea el Instituto Central Meteorológico. El cargo de director sería cubierto por oposición y tendría carácter inamovible. Para ejecutar lo dispuesto en el Real Decreto se nombra una comisión, en la que esta Macpherson en calidad de "persona de notoria competencia en trabajos meteorológicos". En enero de 1888, la comisión emitió un informe y se realizaron las oposiciones. La plaza de director la ganó Arcimís, que tomó posesión en marzo del mismo año (Jiménez-Landi, 1996). Todo quedaba entre amigos.

A pesar de que José tiene solo 49 años en 1888, van disminuyendo de manera considerable sus publicaciones e intervenciones públicas, tanto en la SEHN como en otros foros. Sin embargo, aún continua haciendo sus viajes al extranjero, de excursión o a algún congreso. En septiembre de 1888, Macpherson acude al Congreso Geológico Internacional de Londres en compañía de Vilanova, Almera y Bofill, de Barcelona. Ese mismo año publica su trabajo "Relación entre las formas de las depresiones oceánicas y las dislocaciones geológicas", y no es hasta dos más tarde cuando publica su siguiente trabajo, "Contribution á l´étude des mouvements moléculaires dans les roches solides".


El comienzo del fin de su ambiente profesional, social y familiar

A partir de enero de 1893, y hasta su muerte, Macpherson es miembro de la Comisión de publicaciones de la SEHN, aunque sus aportaciones científicas a los Anales es ya escasa.

Otra de las grandes aficiones de Macpherson fue la fotografía, que cultivó tanto en su vertiente petrográfica como en la paisajística. Prueba de ello es su regalo, en la sesión de la SEHN de noviembre de 1893, de 16 fotografías de los fenómenos glaciares que observó aquel verano en los alrededores de San Ildefonso. En esa misma sesión leyó el trabajo "Fenómenos glaciares en San Ildefonso (Segovia)".

A partir de 1893, comienzan a fallecer muchos de sus amigos y colaboradores profesionales, con los que había compartido tantas inquietudes geológicas desde sus comienzos. Era, sin duda, el principio del fin. En julio de 1893 fallece de una enfermedad cardiaca, con 71 años, su amigo y maestro Juan Vilanova, 17 años mayor que él. También su discípulo predilecto, Francisco Quiroga, falleció en mayo de 1894 a causa de fiebres tifoideas, truncándose con su muerte el relevo generacional en los estudios petrográficos que esperaba Macpherson. Pero no todo fueron desgracias ese año, ya que su hermano Guillermo regresa de Barcelona a Madrid, instalándose con su mujer en la calle Serrano, muy cerca de la residencia de José.

En junio de 1895 muere Manuel Fernández de Castro, su amigo e interlocutor en la Comisión del Mapa Geológico. El año siguiente, el 25 de julio, fallece Antonio Machado Núñez, su "padre espiritual" en geología. La familia Machado quedó en una situación penosa, viviendo de la renta de la abuela, y los nietos (los poetas Antonio Manuel) son acogidos en la casa de don Eduardo Benot, amigo de los Macpherson desde la época juvenil de Cádiz.


La Granja de San Ildefonso, universidad de verano para Macpherson (1896)

Desde que en 1886 la ILE constituyó la Sociedad para el estudio del Guadarrama, la sierra madrileña se convirtió en el primer y más abundante campo de exploraciones para los institucionistas. El desarrollo progresivo de las excursiones al Guadarrama hizo que varios institucionistas compraran una casa en La Granja de San Ildefonso, donde pasaban temporadas de verano y donde celebraban tertulias científicas y culturales. Entre las amistades de Macpherson que compraron una casa allí estaban Francisco Quiroga y Arcimís.

Macpherson no fue ajeno a ello, y en marzo de 1896 compra una finca con jardín en la calle Calandria, n.º 1, en el casco antiguo de La Granja, por valor de 15.000 pesetas. La finca tenía una superficie de 814,6 m2, de los que 416 eran jardín. Comparativamente con la casa que tenía José en Madrid, ésta resultaba el doble de grande.

Al morir Macpherson, en 1902, la casa formó parte de la herencia de sus hermanas Elisa, Cecilia y su sobrino nieto Gaspar de La Serna y Retortillo; después de resolver los asuntos testamentarios, fue adjudicada a Selina García de Arboleya y Retortillo (sobrina nieta de Elisa Macpherson), que la vendió en 1913 por 5.000 pesetas. Por su parte, la viuda de Quiroga mantuvo su casa en La Granja, e incluso sus hijas compraron otra.


Los últimos años de José. Muere su hermano Guillermo y sus amigos Coello y Botella

Desde su casa de La Granja o desde la de Madrid, José siguió dedicándose a la fotografía de paisaje. En la sesión de noviembre de 1896 de la SEHN, Macpherson presentó una fotografía obtenida con un objetivo telescópico, en la que se ve un gran pliegue en la sierra del Guadarrama. Muchas de las fotografías de la sierra madrileña que realizó se publicaron en revistas y libros, como el de Odón de Buen (c. 1896).

El año 1898 no solo fue un desastre para los intereses coloniales españoles, sobre todo en Cuba, sino que fue también un mal año en la vida de José. El 2 de febrero fallece en su casa de Madrid su querido hermano Guillermo como consecuencia de una aortitis crónica y un acceso de angina de pecho, es decir, una insuficiencia cardiaca. Es el mismo José el que da parte oficial del fallecimiento, sin sospechar en aquellos momentos que él también fallecería tres años más tarde por una crisis coronaria similar. Para Macpherson, la desaparición de su hermano debió de suponer la muerte de su segundo padre.

Siguiendo en su línea de investigar nuevas técnicas fotográficas, Macpherson comunica en la sesión de abril de 1898 de la SEHN la "Noticia sobre el "radiotint" como procedimiento para iluminar fotografías micrográficas", y enseña varias fotografías de preparaciones iluminadas.

En octubre de 1898 muere su amigo el geógrafo Francisco Coello, al que tantas veces le había pedido borradores de sus mapas geográficos para él o para sus amigos geólogos. El año siguiente continúan las desgracias. En diciembre fallece Federico de Botella, con el que había compartido muchas jornadas de discusión científica y la dedicación a la SEHN.

En 1899, José sufrió una enfermedad cardiaca que le obligó a permanecer en reposo en su casa (Calderón, 1902). En diciembre de 1900, tal vez como consecuencia de la agudización de su enfermedad se agudizara, Macpherson hace testamento hológrafo ante don Magdaleno Hernández, notario de Madrid.

Consciente de que su fin podía estar cerca, al acentuarse su enfermedad cardiaca, José se dedicó a realizar trabajos de síntesis de toda su obra y un manual de geología que recogía en cierta medida su pensamiento geológico. Fruto de esta actividad fue la presentación que hizo en su nombre Calderón, en la sesión de julio de 1901 de la SEHN, del trabajo "Ensayo de historia evolutiva de la Península Ibérica". En fecha no precisa (parece que en 1901) publica un manual de geología, editado en Barcelona, que Macpherson envía a Giner para la enseñanza en la Institución.

José Macpherson falleció en su casa de La Granja a las 2:30 de la tarde del día 11 de octubre de 1902, a causa de una asistolia por lesión cardiaca. A los dos días, su cuerpo es trasladado a la Sacramental de San Isidro, de Madrid, donde reposa desde entonces.

Macpherson perteneció a casi todas las sociedades geológicas de Europa y fue también miembro correspondiente del Instituto de Francia. Nunca buscó la fama ni los honores. Tampoco pretendió puesto alguno ni ayudas oficiales para sus investigaciones. Como mejor definición de su persona pueden valer las reflexiones de un gran admirador suyo, García de Valdeavellano, quien dijo de él: "Macpherson fue también de esos sabios que jamás fue egoísta y avaro de su saber, ya que siempre tuvo por norma, y como principio moral, el ayudar a todo aquel que le consultaba en cuestiones científicas, animando vocaciones, despertando amor por la Naturaleza y abriendo las puertas de par en par de su laboratorio geológico particular, sin distinción de personas o clases, a todo aquel que sinceramente quería estudiar" (García de Valdeavellano, 1981).

José Luis Barrera Morate

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