La Institución Libre de Enseñanza y la Historia del Arte

Ramón Casas, Retrato de Aureliano de Beruete, 1905. Carboncillo y  pastel sobre papel, Museu Nacional d´Art de Catalunya, Barcelona. Ramón Casas, Retrato de Aureliano de Beruete, 1905. Carboncillo y pastel sobre papel, Museu Nacional d´Art de Catalunya, Barcelona.
Joaquín  Torres-García, Retrato de Josep Pijoan,  hacia 1900. Óleo sobre lienzo, 50 x 43 cm. Museu Nacional d´Art de Catalunya,  Barcelona. Joaquín Torres-García, Retrato de Josep Pijoan, hacia 1900. Óleo sobre lienzo, 50 x 43 cm. Museu Nacional d´Art de Catalunya, Barcelona.

«De la “casa de Riaño” vino a la Institución el amor al cultivo de la Historia del Arte; tal vez la nota más característica de su programa escolar».
«El verdadero sujeto de la historia es el pueblo entero, cuyo trabajo de conjunto produce la civilización».
Manuel B. Cossío

La Institución Libre de Enseñanza estuvo muy relacionada con el nacimiento de la Historia del Arte como disciplina científica en España, proceso en el que hay que subrayar la labor desarrollada por Francisco Giner de los Ríos, por Aureliano de Beruete —en su doble faceta de artista y de estudioso, autor de una destacada monografía sobre Velázquez— y, de forma significativa, por Juan Facundo Riaño, a quien debemos la formación de los primeros catálogos monumentales.

El propio Manuel B. Cossío dejó testimonio de ello en más de una ocasión. Por ejemplo, en su libro sobre el Greco, donde escribe: «de la “casa de Riaño” y mediante aquella juventud que allí formárase, vino a la Institución el amor al cultivo de la Historia del Arte; tal vez la nota más característica de su programa escolar, y aun de su influjo educativo en la cultura patria».

Estas iniciativas entroncaban con la aspiración institucionista de incorporar la Historia del Arte a los programas académicos en la enseñanza secundaria (cabe reseñar los esfuerzos realizados para ello por Hermenegildo Giner de los Ríos) y universitaria, que culminaría con la creación de la primera cátedra universitaria de Historia del Arte, a la que se incorporó Elías Tormo como primer titular.

Aunque con notables precedentes en el siglo XIX, para el arraigo en España de este proceso de institucionalización y profesionalización de los estudios y la práctica investigadora de la Historia del Arte fue clave el trabajo realizado por el grupo de profesionales vinculados a las Secciones de Arte y Arqueología del Centro de Estudios Históricos, creado en 1910 en el seno de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Y también el desarrollado por Josep Pijoan en el Summa Artis. Historia general del arte, obra publicada por Espasa-Calpe, en la que Manuel B. Cossío figura como codirector del primer volumen.